No ha necesitado Marc Márquez sumar la victoria 100, eso llegará más temprano que tarde. Su objetivo por encima de todos era ganar el título más especial de su ya dilatada carrera deportiva. El 9 es más que un número, es una gesta, una de las más grandes de la historia del motociclismo. Todo fue rojo, la victoria de Bagnaia, agónica con humo blanco saliendo del escape, para preceder a su compañero Marc Márquez, de nuevo campeón del mundo de MotoGP por séptima vez. Y tras ellos la sorpresa mayúscula de Joan Mir con la Honda, esa misma que parece dejó Marc en buenas manos y donde quedó su 'Dream Team' técnico encabezado por Santi Hernández, la rúbrica perfecta.
Marc Márquez ha culminado este domingo en Motegi la reconquista que viene planificando meticulosamente desde 2022, con un cambio de domicilio de Cervera a Madrid y entorno, dos divorcios deportivos, de su mánager de siempre Emili Alzamora y del equipo con el que sumó sus primeros seis títulos MotoGP, Repsol Honda, mucho sufrimiento e incertidumbre por culpa de lesiones y dolencias que desaceleraron durante cinco años su carrera y un final extremadamente feliz.
Pero lo suyo no ha sido un 'happy end' de ficción, ha sido de lo más real. Ha sido el protagonista principal de una de las mejores historias jamás contadas en el motociclismo, la de llegar de forma casi inconsciente a ser una imbatible superestrella, a tocar fondo y atravesar un inacabable desierto, a impulsarse de nuevo hacia la cima con mayor determinación si cabe. Tras la tempestad ha llegado la calma a la vida de Marc Márquez y cinco años después se ha vuelto a mover el casillero de sus títulos. Aunque Dorna y Liberty Media quieran opacarlo, este domingo en Motegi Marc Márquez se ha ceñido su novena corona, la séptima de MotoGP.
Galería Las mejores imágenes de Marc Márquez campeón de MotoGP FRANCK ROBICHON / EFE
Probablemente, ni en sus sueños más edulcorados, Marc Márquez se esperaba una campaña así para culminar 'La Reconquista'. Jamás ningún piloto, en ninguna de las tres categorías, había ganado el título mundial faltando otras cinco carreras. Ni la suya de 2019, ni la de Mick Doohan en 1997 o las de Valentino Rossi en 2002 y 2005, que pasan por ser las más brillantes de la categoría reina con la actual puntuación, estuvieron a este nivel. Faltan esas cinco carreras y Marc Márquez ya lleva el título con récord de puntuación, once victorias, quince podios y ocho poles. A eso hay que sumar los 14 triunfos Sprint de 16 posibles y que le han permitido conquistar diez dobletes de dieciséis Grandes Premios.
De sus ocho coronaciones previas, sumar la victoria en la carrera y conquistar el título lo hizo tres veces, en Motegi 2016, su quinto título, y en los dos últimos, en Motegi 2018 y en Buriram 2019, las tres veces en su primera oportunidad. Pero esta vez no tocaba arriesgar, había que atarlo lo antes posible para quedarse en paz consigo mismo.
Ya empezó el domingo a lo grande con un warmup perfecto en el que pulió los últimos detalles de pilotaje y metiéndole tres décimas y media al segundo, Aldeguer, y siete décimas a quien aparentaba ser su principal rival en Motegi, su compañero Pecco Bagnaia, que en 2024 firmó el doblete de triunfos y ya el sábado se apuntó el Sprint.
46.303 espectadores estuvieron pendientes de la cuarta coronación de Marc Márquez en Motegi y especialmente de esa salida con Bagnaia en la pole, Joan Mir desde el segundo puesto de la primera línea y Marc Márquez desde el tercero. Más escondido Alex Márquez en la octava posición, en el medio de la tercera línea. Y desde la pole ha mantenido Bagnaia la iniciativa con una impecable salida por delante de un incisivo Pedro Acosta y de un paciente Marc Márquez ya en posiciones de título desde el primer giro con Alex Márquez manteniendo la octava plaza de salida, séptimo en cuanto Quartararo ha ido perdiendo dramáticamente posiciones en un giro.
En la segunda vuelta, Bagnaia ya ha logrado un colchón de un segundo sobre Acosta, que estaba haciendo tapón a Marc Márquez. Han entrado en una etapa de conservación de neumáticos guardando distancias para evitar sobrecalentar el neumático delantero. Y los dos segundos de colchón los ha conquistado el turinés en el octavo giro con el 'fantasma' de una Honda de Mir, ya sin la decoración Repsol, persiguiendo a la Ducati de Marc Márquez, que se ha ido largo en el noveno giro, sin perder posición.
Y en el undécimo giro ha llegado el adelantamiento de Marc Márquez sobre Pedro Acosta en la curva 3 y Bagnaia a 3"8 por delante. En el ecuador de la carrera se quitaba de un plumazo el problema de enfrentarse a dos peleones frenadores como Acosta y Mir peleando por la tercera posición. A 11 del final ha llegado el 'sorpasso' de Mir a Acosta que a seis del final ha acabado haciendo un fuera pista en la frenada de la 1 para acabar último.
A 10 del final ha empezado a salir un sospechoso humo del tubo de escape de Bagnaia, aunque los tiempos no reflejaban problemas, manteniendo su margen con su compañero Márquez, al que han avisado ya de 'track limits'. Mir ha empezado a rodar tres décimas por vuelta más rápido que los Ducati, pero su empuje ha durado tres giros.
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A 10 del final ha empezado a salir humo del escape de Bagnaia, aunque los tiempos no reflejaban problemas. Mir ha empezado a rodar tres décimas por vuelta más rápido que los Ducati y se ha ido acercando. A 5 vueltas el rendimiento de la Ducati de Bagnaia ha empezado a bajar justo cuando esta 'fumata blanca' cada vez era más evidente y el director técnico del campeonato, Aldridge ha entrado en el box Ducati a preguntar antes de dar el OK a que siguiera en pista.
Pero Bagnaia ha podido llegar a meta con cierto margen sobre un Marc Márquez al que poco le importaba ganar en Motegi, cinco años después quería ese título de vuelta a 'casa 93', el primero como 'rosso' Ducati, el fin de la maldita pesadilla para volver a hacer historia de MotoGP. Sexto ha entrado Alex Márquez, que ha acariciado muy cariñosamente al hermano. Si alguien sabe por lo que ha pasado el 93 es justamente el 73 que han gritado de rabia y de emoción a la vez. Nada de aguantarse las lágrimas ante la pantalla colocada en la curva 12 que le ha mostrado la gesta que acababa de rubricar. 'More than a number' (más de un número) y emoción desatada de nuevo con los abrazos con Jose Martínez, su asistente, y Javi Ortiz, su mecánico. Y especial en el muro con Carlos García, el fisioterapeuta que trabajó con esmero ese brazo derecho.
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