Iban a una celebración religiosa y encontraron la muerte. Varios cientos de fieles se habían congregado en la sinagoga Heaton Park, justo al norte del centro de la segunda mayor área metropolitana del Reino Unido, Manchester, para celebrar la festividad más importante del calendario judío, el Yom Kippur.
La ceremonia empezó a las nueve de la mañana (las diez hora peninsular española). Media hora más tarde, un ciudadano británico de origen sirio de 35 años de edad llamado Jihad Al-Shamie embistió con su coche de la marca Kia al guardia de seguridad - desgraciadamente un elemento relativamente común en muchos centros religiosos y culturales judíos del Reino Unido - que estaba en el portón del centro.
Al-Shamie, vestido con lo que parecía un chaleco antibalas y un cinturón con explosivos, salió del coche y empezó a apuñalar al guardia. El ruido, y los gritos llamaron la atención de algunas personas que estaban dentro de la sinagoga, que llamaron a la policía inmediatamente. El asaltante entró en el recinto y trató de romper los cristales de la puerta de entrada del edificio - un bloque de ladrillo marrón una discreta estrella de David - y entrar, pero el equipo de seguridad de la sinagoga se lo impidió. En el forcejeo, dos personas murieron apuñaladas (la policía afirma que son judíos, aunque sus identidades no han sido desveladas) y otras cuatro resultaron heridas y permanecen hospitalizadas "con heridas graves", según la policía de Manchester.
Seis o siete minutos después de que hubiera empezado el ataque, la policía de Manchester llegó a la sinagoga y disparó al asesino. Al-Shamie se desplomó herido, pero no obedeció las órdenes de los agentes de permanecer en el suelo y trató de levantarse. Dado que era presumiblemente una bomba humana, la policía tuvo que disparar a matar.
Todo el episodio es considerado como una atentado terrorista por las fuerzas de seguridad del Reino Unido, que poco después detuvieron a tres personas - dos hombres de unos treinta años y una mujer que pasa de los sesenta - por su presunta involucración en el atentado, aunque su identidad no habñía desvelada al cierre de esta edición. El cadáver del asesino estuvo varias horas en el lugar en el que había caído, para que los equipos de artificieros lo inspeccionaran y trataran de desactivar los artefactos explosivos. Finalmente, llevaron a cabo una explosión controlada en la zona. Aparentemente, el cinturón explosivo era falso, al igual que en dos atentados islamistas realizados en 2017 y 2019, en los que los terroristas también quisieron dar la impresión de llevar bombas adosadas al cuerpo.
Aunque por el momento las autoridades no han dado información sobre la motivación de Al-Shamie, Anoche era muy poco lo que se sabía del terrorista. Según el diario conservador 'Daily Telegraph', Al-Shamie residía en un bloque de viviendas para personas de ingresos bajos propiedad del Ayuntamiento de Manchester a unos cinco kilómetros en coche (si no hay tráfico) de la sinagoga. Los vecinos le describen como una persona reservada, que solía levantar pesas.
Así pues, todo parece apuntar a una acción islamista. Steven Watson, el jefe de policía del Gran Manchester, que es la unidad administrativa constituida por la ciudad ha pedido clama a la población y ha solicitado a los ciudadanos que "se abstengan de colgar imágenes en redes sociales", en referencia algunos videos que circularon ayer por la mañana en los que se veía claramente como el terrorista era muerto por los disparos de dos policías.
El ataque antisemita ha desencadenado una reacción unánime de las autoridades y de la clase políticas británicas. El primer ministro, Keir Starmer, regresó urgentemente a Londres desde la capital de Dinamarca, Copenhague, donde se encontraba para asistir a una 'cumbre' de la Unión Europea. Starmer, cuya esposa es judía, condenó el atentado, que calificó de "ataque horrible", y ofreció "toda nuestra solidaridad con las víctimas y la comunidad judía de Mánchester y del país". El rey Carlos III ha expresado su "profunda consternación" por los hechos.
Por la noche, tras una reunión de un gabinete de crisis formado especialmente para tratar el ataque, Starmer calificó la acción de resultado del "antisemitismo tóxico" de una parte de la población del Reino Unido, y afirmó que el asesino llevó a cabo los asesinatos simplemente "porque odiaba a los judíos". El Gobierno también ordenó el refuerzo de la presencia policial en las aproximadamente 454 sinagogas que hay en todo el Reino Unido. Precisamente, una de las víctimas del atentado es un guarda de seguridad que protegía la sinagoga, algo común en muchas instituciones judías en el Reino Unidos.
Los asesinatos han conmocionado a la comunidad judía en el Reino Unido, que es ligeramente inferior a las 300.000 personas, lo que supone entre el 0,4% y el 0,5% de la población total del país, y se concentra especialmente en Londres y Mánchester. Los ataques antijudíos han crecido dos los últimos dos años dentro de un clima de aumento de la tensión política, social, racial y religiosa en todo el país.
En declaraciones a 'Times Radio', la emisora del diario conservador 'The Times', el miembro de la dirección del Consejo Representativo Judío del Gran Mánchester Raphi Bloom declaró ayer que los judíos de la ciudad están enfrentando a un "tsunami de odio" desde los atentados del grupo terrorista palestino Hamas contra Israel del 7 de octubre de 2023 y la subsiguiente guerra en Gaza. Bloom, que también es miembro de la sinagoga de Heaton Park, ha afirmado que "anoche estuve allí rezando. Personas que conozco, amigos míos, estaban dentro. Para mí es algo increíblemente personal".
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