. ¿Qué actitud se podía tener, ante aquellos monstruosos asesinos que eran los realistas, que hicieron exclamar a Bolívar que los tiranos de la América no eran de la especie de los hombres? Qué fácil -en palabras de Diderot- es para estos tontos como el Santiago Atorrados que están en la orilla, desde la que contemplan ociosamente a un piloto que combate con el furor de los vientos y de las olas, exclamar: Ese hombre debía gobernar su barca de otra forma, mientras que, si tuvieran el timón en la mano, se hallarían más embarazados sin comparación, e incluso naufragarían de mala manera. La Guerra a Muerte tiene complejidades profundamente arraigadas al carácter español. Bolívar era sincero y expresó en un documento la guerra que tenía que llevar contra aquel enemigo terrible. Napoleón aniquiló contingentes enemigos cien veces superiores a los que enfrentaba Simón Bolívar; con mayor o igual furia y denuedo los atacaba y destruía, pero no mediante una ordenanza escrita sino de viva voz.
El estulto argentino Santiago Torrado, coloca hoy este titular en la bazofia de los insignes gachupines del diario franquista El País: "La "guerra a muerte", el oscuro periodo de Bolívar que Petro insiste en reivindicar". Agrega este seguidor de Milei: "En un periodo de radicalización del conflicto, el libertador ordenó pasar por las armas a todos los europeos que no apoyaban la independencia". Don Santiago Torrado quedó negativamente afectado por el discurso de Petro en la ONU, en el que atacó con valentía y por amor a América Latina, a The Orange Pig, míster Trump. Escribe el bucéfolo Santiago Torrado: "En su último discurso como jefe de Estado ante la ONU, Gustavo Petro hizo un ÉNFASIS DRAMÁTICO para señalarse la pequeña insignia que llevaba en el bolsillo izquierdo de su guayabera blanca. "O codicia o vida. O barbarie o democracia local y global. O libertad o muerte, como decía Bolívar, y enarbolaba esta su bandera: roja, negra y también blanca", dijo el presidente de Colombia desde el atril. "Libertad, rojo. Muerte, negro. Blanco, paz posible. Es una revolución mundial de los pueblos lo que se necesita para superar positivamente la crisis climática y no dejarla llegar de crisis a colapso global. Es una revolución de los pueblos unidos, de las civilizaciones que tienen que dialogar más que los estados mismos", AÑADIÓ, EN UN ESFUERZO POR CONECTAR ESE CONTROVERSIAL SÍMBOLO CON SUS CRÍTICAS A DONALD TRUMP Y SU CONDENA AL GENOCIDIO EN GAZA".
Ya los españoles durante siglos, nos habían declarado una GUERRA A MUERTE: la de la esterilidad, el bostezo y la degradación más espantosa, y tenía más que razón Bolívar en proclamar que era preferible replicarles atrozmente antes que sufrirla. El Libertador quiso hacer en parte un experimento de amputación que requería de una mano y de un pulso únicos. Desmembrar esa parte nefasta, mercantilista, esclavista, criminal, pordiosera, aventurera y mercenaria que era la sucia España que había emigrado hacia nosotros y la cual tiene hoy muchos seguidores bajo las banderas de VOX y el PP. Dice Indalecio Liévano Aguirre: El deseo de establecer una situación privilegiada para los americanos, aunque fueran enemigos, y una guerra sin cuartel contra los españoles, así fueran indiferentes, revela muy a las claras el propósito de Bolívar de crear una frontera definitiva entre España y América, de la cual se engendrara la conciencia americana frente a la Metrópoli. A la lucha de razas y de castas desatada por los caudillos españoles, que había hecho de la guerra de emancipación una guerra civil entre americanos, Bolívar contestaba con la guerra a muerte, destinada a transformar la lucha en una mortal contienda entre españoles y americanos, a unificar al Nuevo Mundo frente a la Metrópoli conquistadora. Que esta forma de guerra obedeció a la necesidad de establecer una tajante separación entre España y América, para poner término al engrosamiento progresivo de las tropas realistas con nativos del continente, y evitar el paso de desertores de las fuerzas republicanas a las del monarca hispánico...
Miren cómo se auto-presenta este argentino: "Santiago Torrado nació en Argentina. Migró a los 5 años a una isla en el mediterráneo donde creció, aprendió catalán e hizo PINTADAS CONTRA LA MONARQUÍA. Regresó POR DESEO PROPIO y estudió comunicación en la Universidad Nacional de Córdoba,... Fundó la Cooperativa ENFANT TERRIBLE y ganó la Beca Cosecha Roja. Viajó a Chile, colabora regularmente con medios argentinos. Volvió a su isla donde trabaja como periodista para elDiario.es, Agencia EFE y Revista Posidónia. El susodicho para por taquilla para cobrar la mesada que le pasa la USAID cada mes, por sus críticas a las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Se ha ganado varios premios por gran jala bolas de los gringos… Usa piercing en las orejillas, en la jeta, en el neuma y en sus aguacates, para más señas. Nada formal… veamos…
Agrega el pavitonto don Santiago Torrado: "No es la primera ocasión en que Petro exalta la bandera de la llamada "GUERRA A MUERTE", a pesar del aluvión de críticas que despierta SU RECURRENTE VIOLENCIA DISCURSIVA (pero qué pánico manifiesta este pendejo, parece que no ve nada de lo que hace y dice el hideputa de Trump). Lo hizo por primera vez el pasado primero de mayo, el Día Internacional del Trabajo. En su discurso de aquella jornada de movilizaciones, desde la Plaza de Bolívar, Petro empuñó la espada del libertador, una reliquia histórica que había prometido "DESENVAINAR" como símbolo del poder popular. En varios pasajes, redobló sus ataques contra el Congreso, cuyo edificio da a la Plaza y estaba cubierto por una malla protectora de color negro que asemejó con insistencia a una "mortaja". En esa misma intervención reivindicó otro símbolo de Bolívar, menos conocido. Fue entonces cuando levantó por primera vez la "bandera de la libertad o muerte", como la suele calificar".
Sigue diciendo este memo de Santiago Torrado: "Aunque Bolívar –en sus distintas facetas– ha sido una figura de culto tanto para los sectores conservadores como para parte de la izquierda, DIVERSOS EXPERTOS (es tonto del orto, como dice Camilo José Cela) advierten que escoger ese símbolo en particular glorifica la violencia EN UN MOMENTO MUY DELICADO, con una campaña en ciernes. Y alertan los riesgos de que lo enarbole el presidente en un país que acaba de sufrir el regreso de una violencia política que se creía superada, con el asesinato del senador y precandidato de oposición Miguel Uribe Turbay –quien murió en agosto en la clínica donde por dos meses estuvo entre la vida y la muerte desde que un sicario le disparó en la cabeza durante un mitin–".
El Torrado se atora: "Su uso de la bandera de la "GUERRA A MUERTE" de Bolívar es INACEPTABLE", escribía el constitucionalista Rodrigo Uprimny en una columna en la que tilda el discurso de Petro en la ONU como una oportunidad perdida. "Muchas cosas de Bolívar merecen ser reivindicadas, pero la "guerra a muerte" no es una de ellas. Fue el peor momento de su heroica trayectoria, pues planteó en 1813 matar a todo español, aunque no hubiera cometido ningún crimen ni apoyara a las tropas realistas", señala. "El propio Bolívar abandonó esa estrategia y acordó años después la regularización de la guerra con Pablo Morillo, a fin de evitar esas atrocidades. Sorprende entonces que Petro, que dice dirigir el gobierno de la vida, reivindique la atroz "guerra a muerte" de Bolívar".
En realidad lo que se teme es que renazca la GRAN COLOMBIA, el proyecto grandioso del Libertador, a la cual sin el imperio gringo le viene haciendo seguimiento. Añade este atorrado miserable: "Los relatos hablan de mutilaciones de cadáveres, ejecuciones masivas de prisioneros o masacres de pobladores inermes. Los desmanes, de lado y lado, de republicanos y realistas, sin cuartel para los vencidos, llevaron a una radicalización muy grande, con tintes por momentos de un enfrentamiento racial entre comunidades negras y mulatas contra las elites criollas de Caracas –los llamados mantuanos–. "LA GUERRA A MUERTE FAVORECIÓ LA APARICIÓN DE GUERRILLAS, SAQUEOS A PROPIEDADES, DESPLAZAMIENTO DE POBLACIÓN Y MUCHAS EJECUCIONES SUMARIAS DE PARTE Y PARTE", señala el historiador Arnovy Fajardo, profesor de la Universidad Externado de Colombia. Oficialmente la guerra a muerte se mantuvo hasta 1820, cuando los independentistas habían logrado victorias definitivas en lo que era la Nueva Granada. Entonces Bolívar se reunió con Morillo y sellaron un acuerdo para regularizar la guerra.
Escuchemos a Bolívar: Cuántos resortes he tenido que mover para lograr los pocos sucesos que nos tienen con vida; para comprometer cuatro guerrillas, que han contribuido a libertarnos, fue necesario declarar la guerra a muerte; para hacernos de algunos partidarios fieles, necesitamos de la libertad de los esclavos; para reclutar los ejércitos del año pasado y éste -esto lo dice en 1820- tuvimos que recurrir a la formidable ley marcial... Todo esto es nada, y para conseguir este nada nos hemos empeñado en emplear el todo de nuestras facultades.
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