Compartir
En los barrios más violentos de Ecuador, la vida se rige por una nueva y brutal normalidad. El caso de Ezequiel, un niño de 5 años, asesinado por las mafias que rigen en el país andino, es reflejo de la inseguridad y del nuevo modo de vida en los sectores más desfavorecidos.
El crimen organizado no solo impone normas, sino que configura por completo las formas de relacionarse, mientras la población intenta adaptarse para sobrevivir.
La resistencia comunitaria, liderada a menudo por mujeres, ha identificado patrones vitales para evitar la muerte. Las reglas son simples pero absolutas: “No salgas de la casa, no asomes la cabeza por la ventana, no vayas a la tienda, no vayas solo a la escuela”. Este fue el caso de Ezequiel o Eze como le decían, quién fue alcanzado por una bala en la espalda en la puerta de su casa. Su error, adelantarse para salir a jugar en la calle.
El incumplimiento de estas normas, por mínimo que sea, puede ser fatal. Otro caso, el del joven Mikel, un adolescente de 14 años que fue alcanzado por una bala perdida tras salir unos metros de su casa para encontrarse con un amigo.
El tejido social infectado: El crimen reemplaza a la familia
De acuerdo con el análisis del sociólogo Moreno dedicado al medio El País, el daño más profundo va más allá de los asesinatos. La lógica criminal infecta todo el tejido social, instaurando un trauma colectivo basado en la venganza: “‘tú mataste a mi amigo y yo tengo que vengar su muerte’”.
Moreno advierte sobre un futuro sombrío para los niños que crecen sin los pilares de la familia, institución que en esencia “transmite valores, seguridad y afecto”. “La familia es pan y cariño, la que regula, calma y da seguridad”, subraya. Es en este vacío donde el narcotráfico ocupa el espacio dejado por el afecto familiar.
[SRC] https://venezuela-news.com/asi-mataron-a-eze-y-a-385-ninos-mas-en-ecuador/
