Juan Roig, fundador de Mercadona, quiere garantizar a futuro el equilibrio financiero del pabellón que lleva su apellido, y que considera patrimonio de la sociedad valenciana. Tras la inauguración del Roig Arena, el empresario ha decidido reducir del capital de la sociedad bajo la que se impulsó el proyecto, Licampa 1617, los 90 millones de euros que aportó para sufragar parte de las obras del recinto, que superaron los 300 millones de euros. El contador a cero permitirá a los gestores del espacio poner en marcha un modelo de “sostenibilidad económica” basado en su propia actividad, según destacan fuentes conocedoras de la operación.
El Roig Arena inició su andadura a principios de septiembre con un concierto homenaje al cantante valenciano Nino Bravo y tiene ya agendados más de 200 eventos deportivos (será la casa del Valencia Basket, también propiedad del empresario que da nombre al pabellón), conciertos, musicales y corporativos. Así, los gestores prevén que el impacto de la actividad del pabellón en la economía valenciana superará los 150 millones hasta septiembre de 2026, acogiendo más de un millón de visitantes.
El proyecto ha supuesto la inversión total de 400 millones: además del Roig Arena (365 millones), se ha construido un colegio público (8 millones), un parking público (20 millones) y una urbanización y ajardinamiento de más de 40.000 metros cuadrados (7 millones). A través de Licampa, Juan Roig hizo una ampliación de capital de 90 millones de euros que se destinó a la obras y el resto se sufragó con las aportaciones del socio de esta mercantil, Finop, la patrimonial de Roig. Con el estreno del pabellón, el empresario valenciano reflejará una reducción del capital inyectado, dejando en 51.000 euros el capital de Licampa, al tiempo que Finop ajustará en su balance los fondos entregados.
Licampa ha cogido peso en los últimos meses en relación al Roig Arena, al tomar el pleno control de la empresa a través de la cual se estaba gestionando la explotación comercial del pabellón, incluido los patrocinios como Heineken, Coca-Cola, Caixabank, Iberdrola o LG. En un principio, estos contratos estaban siendo negociados a través de Valencia 5 Estrellas, de la que Licampa tenía el 51%. El 49% restante pertenecía a la mercantil Arena Alive SL, tras la que se encontraban los organizadores del festival Arenal Sound, y que se asociaron con Roig en 2020 para la futura explotación del recinto. Sin embargo, los caminos se separaron en noviembre de 2024, cuando Roig logró el 100%. La fusión de ambas firmas fue aprobado por la junta extraordinaria de accionistas en junio, según publicó el Boletín Oficial del Registro Mercantil (BORME).
Al cerrar la transacción, el equipo gestor del Roig Arena, que lidera su director general Víctor Sendra, ya avisó del inicio de un “proceso de reestructuración” de la sociedad adquirida “con el objetivo de analizar la estructura societaria definitiva que quedará para la gestión” del centro deportivo y de ocio. Tras adquirirla, Licampa aplicó unos deterioros contables sobre esta empresa que provocaron que cerrara el ejercicio con una pérdida neta de 3,5 millones.
El Roig Arena es la mayor iniciativa emprendida por Roig, a través del llamado “proyecto legado”, que desarrolla junto a su mujer y vicepresidenta de la compañía de supermercados, Hortensia Herrero. El pabellón se asienta sobre una parcela de suelo público de 21.500 metros cuadrados, con una concesión inicial de uso de 50 años, prorrogable por otros 25. Pasado ese periodo, las instalaciones revertirán al Ayuntamiento de Valencia. Contará con un aforo de hasta 20.000 espectadores en algunos conciertos, según la ubicación del escenario, y superará los 15.000 en los partidos de baloncesto.
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